A través del uso del Internet se posibilita, por
primera vez en la historia de la educación que la mente
quede liberada de tener que retener una cantidad enorme de
información. Sólo es necesario comprende los
conceptos sobre la dinámica de los procesos en las cuales
una información esta encuadrada, ello permite utilizar metodología pedagógica en las que el alumno puede
aprender más y mejor.
Ahora los docentes podremos destinar nuestro esfuerzo y el del alumnado en desarrollar las capacidades mentales
que les posibiliten comprender
adecuadamente la información produciendo una calidad superior
de razonamiento.
En la actualidad evaluaciones sobre calidad educativa demuestran que la mayoría de alumnado no comprende bien lo que leen y tienen serias
deficiencias para poder razonar eficientemente. En un mundo cada vez más conectado, el desarrollo de aptitudes como la memoria comienza a perder valor. Los docentes deben fomentar otras aptitudes como la flexibilidad, el trabajo en equipo, la comprensión o la creatividad. Todas ellas tendrán un mayor valor en el futuro que nos aguarda.
Por eso, debemos tener en cuenta la forma en la cual Internet puede llegar a mejorar la calidad educativa cuando se hace un uso adecuado y responsable de esta maravillosa herramienta.
La formación del profesorado y, en algunos casos, la oposición al cambio, es una de las principales dificultades de esta transición. Por una parte, se reclama una formación a nivel técnico que permita a los profesores extraer el máximo rendimiento de las herramientas tecnológicas. Por otra parte, se reclama una formación a nivel metodológico. Es este último tipo de formación el que más dificultades plantea, pues va mucho más allá de distribuir e impartir los contenidos mediante nuevas herramientas. Se trata de transformar el papel del profesor en el aula, el cual debe abandonar su rol de líder y fuente de conocimiento para convertirse simplemente en un acompañante que fomente la autonomía, la creatividad y el interés de los alumnos en la materia. El profesor debe dejar de ser el centro del aula para convertir al alumno en el epicentro del método educativo. También se reclama un cambio profundo en los contenidos impartidos en el aula. Los profesores españoles que hacen un uso regular de la tecnología en sus aulas detectan efectos positivos tanto en la creatividad como en la capacidad de razonamiento de sus alumnos. La inclusión de la tecnología les permite mejorar la competencia en habilidades transversales, conectar aprendizajes de distintas materias y, por consiguiente, incrementar la autonomía del alumno en su propio aprendizaje. De la misma forma, los docentes detectan un mayor interés por parte de los alumnos en las clases, las cuales se hacen más divertidas, dinámicas e interesantes. Además, también se observa una mayor colaboración entre los estudiantes, un mayor esfuerzo por aprender, un mejor ambiente en el aula y, sobre todo, una mayor sencillez para adquirir los conocimientos establecidos por el profesor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario