La construcción de la propia imagen es un asunto complejo que está constituido por una serie de habilidades psicológicas que van desde las perceptivas y atencionales (cognitivas) hasta las socio-emocionales y lingüísticas.
La construcción de su identidad pasa en primer lugar por la compresión y asimilación del propio cuerpo (destacando el rostro).
Es importante destacar que la representación o imagen del cuerpo se construye, no se nace con ella. Es un hecho relacional y simbólico que se forma en conexión con los otros.
Existe un mecanismo fundamental para la creación de esa imagen corporal y de la identidad personal: LA MIRADA.
El papel de la mirada, tanto propia como ajena, sobre el cuerpo marca la aparición de esa representación. A través de ella, el sujeto se observa por primera vez, y también puede ver que otros le miran. Durante los primeros años de vida se dan los primeros pasos fundamentales para la creación de esa imagen corporal. Así, es especialmente importante la relación del bebé con las personas con las que mantiene vínculo. A través de la mirada de la madre o del padre, el niño descubre su propio cuerpo, o al menos descubre los efectos que su cuerpo crea en los demás.
Con la adolescencia, llega la necesidad de establecer una identidad propia. Sin embargo, descubrir quién eres no resulta una tarea sencilla, y la respuesta se obtiene, muchas veces, tras un proceso de ensayo y error. La imagen personal es una de las mayores herramientas con las que cuentan los menores para expresar esa nueva y preciada identidad. Pero, si tenemos en cuenta que esta aún no está totalmente establecida, es lógico encontrar a los adolescentes transitando de una apariencia a otra, de un estilo a otro. A estas edades también pueden aparecer ciertos problemas o trastornos de la alimentación. Los medios de comunicación influyen enormemente en la sociedad con los estereotipos que venden y se muestran a todas horas en todos los medios de comunicación existentes.
Tanto padres como maestros debemos ver las señales que muestran nuestro alumnado o nuestros propios hij@s y fomentar la comunicación con ellos pues si hay un vínculo fuerte se generará la confianza suficiente para revelar algún problema que les esté afectando y no sepan buscar la salida por sí mismos, así podremos llegar a ayudarles y que puedan aumentar su autoestima y se desarrollen de una forma sana y feliz.
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